Revisado y ampliado por Alba Llanes.
La enseñanza de la Teología o
Doctrina es todo un desafío pero, a la vez, una gran aventura. No todos aceptan
este desafío, no todos se lanzan a esta aventura. El asunto es que la teología
no es historia amena, no es poesía que deleita; es un conjunto de conceptos
doctrinales que, en ocasiones, son difíciles de concebir y difíciles de
fundamentar. Por eso, los maestros lo eluden y a los alumnos los aturde. El problema
es que los conceptos teológicos desprendidos de la enseñanza bíblica, están
diseminados a través de toda la Biblia, de tal forma que, si el maestro quiere
formarse conceptos concretos y rectos de la verdad que va a enseñar, tiene, por
necesidad, que trabajar y esforzarse para llegar a la fuente, y en dicha fuente, llegar a descubrirlos y
entenderlos, para poder explicarlos.
La Teología es un gran río
caudaloso, que recibe el agua de diferentes afluentes-libros. Se requiere de
paciencia, voluntad, persistencia y gusto para incursionar cada uno de esos
afluentes, de esas fuentecillas, que suministran las verdades al Gran Río de la
Verdad (La Biblia) que nos ayudarán a formarnos una idea cabal e integral de la
enseñanza. No es posible obviar ninguna de las fuentes, cada una de ella
contiene parte del todo, una sola de por sí es incompleta; aspectos del todo no
es verdad completa.
Precisamente,
uno de los problemas que confrontan las sectas y ciertos movimientos
doctrinales en su interpretación de la Biblia, es recalcar un solo aspecto de
la verdad, obviando otros que son importantes y cuya suma representan la
enseñanza completa del tema. Aunque es
parte de la verdad, ese solo aspecto no es la verdad. Una verdad en parte puede constituirse en una
herejía. Un ejemplo, entre muchos, es la enseñanza unitaria de la
doctrina de Dios. Dios es uno, dicen ellos. Pero esta declaración, aunque es
bíblica, NO ES COMPLETA. Al indagar sobre la naturaleza de la unidad de Dios en
el Antiguo Testamento, ellos se quedan varados en un afluente, y no incursionan
en los otros afluentes que nutren el río de la verdad sobre la naturaleza trina
de Dios. Desfiguran, por lo tanto, la imagen de Dios, y quedan sumergidos en el
error, quizás hasta por temor a llegar a descubrir que están equivocados. (Para
más información con respecto a esta doctrina, “pinche” el siguiente enlace: Doctrina de la Trinidad).
Otros se meten en un chiquero de
agua y, de una frase, pretenden crear
todo un castillo doctrinal con apariencia de verdad, pero que no es la verdad. Un ejemplo de esto lo
tenemos con los Ruselistas cuando sustraen el versículo “Jesucristo es el principio de la creación de Dios”, y con esta
frase sacan dos conclusiones falsas: primero, “Jesucristo tuvo un principio”,
por lo cual, segundo, “Es una criatura de Dios”. Como el chiquero está cortado y no tiene conexión con el Río de
la Verdad, no hay afluencia de las corrientes de aguas de otras fuentes que
nutren el río. ¿El resultado? Su enseñanza se corrompe como se corrompen las
aguas estancadas.
Otro problema es la
descontextualización temporal de las enseñanzas. Algunos padecen de “antiguotestamentitis”.
Les gustan las guerras de Israel con sus enemigos, y se recrean con la idea de
que Dios tiene que actuar de igual forma con “nuestros enemigos”; quieren
resucitar algunas prácticas del sistema de adoración del Antiguo Testamento e
incorporarlo a la adoración dentro de la Iglesia; quieren adoptar, como sistema
de vida cristiana, algunas enseñanzas sobre comidas y fiestas y modas. Sus
predicaciones y conferencias giran, preponderantemente, alrededor de pasajes
del Antiguo Testamento. Aplican literalmente a la Iglesia o al creyente, textos
que hacen alusión directa y exclusiva a Israel. Con ello, crean falsas
expectativas sobre el futuro de la Iglesia.
Otros muchos problemas más se
confrontan cuando no se entiende la necesidad de la investigación cuidadosa y
metódica de la Palabra, para llegar a conceptos sólidos sobre los cuales
edificar la Iglesia de Jesucristo. Pero lleva trabajo, tiempo, paciencia, horas
de estudio de la Biblia para poder llegar por fin a la desembocadura del Río de
la Verdad. Para ayudarnos en esta tarea está la ciencia de la Teología. La
teología es una ciencia porque a través de la investigación y la
experimentación en el ”laboratorio” de la mente y el corazón del hombre, las
verdades de la Palabra producen efectos objetivos y edificantes en la vida del
creyente y de la Iglesia como Cuerpo de Cristo. Por esto se hace necesario que,
en la enseñanza del aspecto teológico de la Biblia, aquellos que se disponen a
ministrarla, conozcan las mejores formas de transmitirlas claras, sencillas,
comprensibles, asimilables por aquellos a los cuales se les va a enseñar.
En este proceso, el plan de
estudio juega un papel importante. Por esta razón, estaremos enfocando todos
los aspectos en el proceso de la enseñanza teológico, a partir de un plan de
estudio integral.
[1] Para una ampliación del tema doctrinal sobre la naturaleza de Dios, usted puede visitar el siguiente blog de la Red de Blogs Luz y Verdad: http://doctrinadelatrinidad.blogspot.com/
© Luis E. Llanes. Ministerio Luz y Verdad, Puerto Madryn, Chubut, Argentina. Alba L. Llanes. EDICI.
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